Aunque no lo parezca, la historia de Artikutza está vinculada con el turismo donostiarra, desde los comienzos del siglo XX. Durante la “Belle Époque”, el ritmo de crecimiento de la población de Donostia-San Sebastián fue extraordinario y más aún en verano, por ser elegida como ciudad de veraneo por la realeza española.
Los pozos y manantiales cercanos a la ciudad no eran suficientes para abastecer a la ciudad y, para subsanarlo, se construyó una pequeña presa en el rio Añarbe, en el límite con la finca de Artikutza.
Desde entonces, este pequeño y relajante paraje de puro bosque – hayedos, robledales y tejedas- y agua, que forma parte del término municipal de Goizueta, en Navarra, se ha mantenido sin intervención humana. Los bosques autóctonos, que durante más de 100 años han evolucionado y madurado prácticamente sin ser intervenidos y el magnífico estado de conservación de la red hídrica, hacen de Artikutza uno de los enclaves mejor conservados y más singulares de Europa.
La Colegiata de Roncesvalles
La finca de Artikutza toma el nombre del pequeño barrio que se ubica en su interior, cuyas primeras referencias escritas se remontan al siglo XIII. En esta época, Artikutza era propiedad de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles y fue adquirida a través de donaciones, permutas, compras, etc. y bajo cuya autoridad se mantuvo, en parte, hasta el siglo XIX.
La Colegiata explotaba directamente o arrendaba ferrerías, derechos de producción de carbón, extracción de mineral, aprovechamiento forestal y de pastos para el ganado, siendo visibles aún los mojones grabados con el símbolo de Roncesvalles.
Expropiación
A comienzos del siglo XIX los diferentes gobiernos liberales impulsaron un proceso desamortizador de los bienes de la iglesia y las órdenes religiosas. Roncesvalles consiguió quedar exenta de este proceso por las gestiones realizadas ante la regente María Cristina, a cuya caída estas tierras fueron finalmente expropiadas y subastadas… … y pasa a manos privadas.
En 1844 Fagoaga y Carriquiri pasan a ser los primeros propietarios particulares de Artikutza, tras lo cual va cambiando de propietarios y su precio va aumentando, más por motivos especulativos que por las mejoras que se van realizando en ella.
Hacia 1896 comienza la construcción del ferrocarril minero que uniría el entorno minero de Elama con la estación de Rentería. El conde de Aldama siguió con la explotación del ferrocarril y de la finca que fue vendida posteriormente a Rafael Picavea, quien entre otras sociedades funda la “Compañía explotadora de Artikutza S.A”, junto con el marqués de Acillona, quien posteriormente será propietario de la finca.
Agua para Donostia
En enero de 1919 el ayuntamiento de San Sebastián compra a los herederos del marqués de Acillona por 3.200.000pts (unos 19.233€) la finca de Artikutza. Tras difíciles negociaciones, se construye una amplia red de tuberías y canales que aprovecha el agua de todos los manantiales y se prohíben todas las actividades susceptibles de contaminar el agua: explotaciones forestales, mineras, presencia de ganado… Además, se limita el acceso de personas, y se abandonan los caseríos dispersos por la finca (Elama, Goizarin, Egazki,..), trasladando a todos sus habitantes al barrio de Artikutza.
Entre 1950 y 1960 se construye la presa de Enobieta, dentro de la finca, que por problemas geológicos no llega a terminarse, quedando su capacidad reducida a la mitad de lo inicialmente proyectado. Ante esta situación se hizo necesario un nuevo embalse, que se construyó en Añarbe y que comenzó a funcionar en 1975 abasteciendo a toda la ciudad de San Sebastián.
Actualmente el agua de Artikutza llega a Añarbe por su cauce natural habiéndose abandonado la red de canales que se diseñó. La mayor parte del agua que almacena Añarbe procede de Artikutza.
Apuesta por el medio ambiente
Habiendo perdido Artikutza la función de suministro directo a la ciudad, el medio ambiental toma, si cabe, mayor importancia. El año 2004 Artikutza pasa a formar parte de la Red Natura 2000 (red de Espacios naturales protegidos a nivel Europeo) y queda incluido como uno más de los 42 LIC (Lugar de Interés Comunitario) de Navarra.
Los azudes o pequeñas presas existentes rompían la conectividad del cauce, lo que perjudicaba a la fauna piscícola y disminuía la capacidad de transporte de los sedimentos, que, en consecuencia, se acumulaban aguas arriba de las presas.
Ahora, una vez solventado el problema del abastecimiento gracias al embalse de Añarbe, se ha hecho un gran esfuerzo por desmantelar todas las infraestructuras construidas para revertir la situación y dejar los ríos lo más parecido posible a su estado original.
Cómo llegar
El único acceso por carretera es por la Gi -3631 que parte del municipio de Oiartzun (Gipuzkoa) y tras 15 km, y una vez superado el puerto de Bianditz, llega a la portería de Artikutza (Eskas). El acceso a pie es libre y se puede dejar el coche en el aparcamiento de la portería. Si se quiere continuar con vehículo a motor hasta el barrio de Artikutza, 6 km más adelante, hace falta un permiso que habrá que entregar al guarda en Eskas. Dicho permiso se debe solicitar en el servicio de información del Ayuntamiento de San Sebastián (Udalinfo) 943 48 10 00. www.donostia.eus